LOS JESUITAS, SU HISTORIA, SU ORGANIZACIÓN Y SUS MÉTODOS (Agosto del 2015)
Tanto el
ideario popular como los estamentos de poder siempre miraron con recelo a los
jesuitas y todo lo que tuviera que ver con ellos. Ahora, que por primera vez en
2000 años hay un Papa jesuita, ese recelo y la especulación se han puesto
nuevamente en movimiento.
Cuando a la
mayoría de las personas se les pregunta qué saben de los jesuitas,
invariablemente se limitan a repetir esas falacias que han circulado siempre
sobre que eran explotadores de esclavos e indígenas, y ambiciosos religiosos
que usaban a las misiones de evangelización como herramienta para ganar poder y
riquezas.
Los que
adhieren a ideologías de derecha y de centro, ven a los jesuitas como
"progres y zurdos", mientras que los que están por las izquierdas los
rechazan por envidia, ya que sus logros sociales no son producto de
revoluciones marxistas violentas o luchas armadas.
Lo que sigue
es un escrito que, con muy buena síntesis, ilustra las características
fundamentales de esta congregación religiosa.
Quizás sea un
poco largo pero es muy interesante y clarificador y conviene leerlo
detenidamente, sin prisa. Pero por sobre todo, aportará luz sobre el porqué del
camino que está recorriendo el Papa Francisco y a dónde quiere llegar.
Se podrá
entender su posición respecto a los pobres y excluidos del mundo, su apego a la
disciplina, a la ética, a la justicia y a la austeridad siendo él quien la
aplica primero, su capacidad para comunicarse bondadosamente aún en momentos en
que se requiere ser enérgico, y sus gestos ecuménicos con otras religiones y
sobre todo con la comunidad judía argentina y mundial (su gran amigo es un
rabino con quien escribió un libro y ha recibido y reunido alrededor de su
mesa, a altos dirigentes de esa comunidad para almorzar con él - alimentos
kosher por supuesto).
ALGUNOS
MOTIVOS POR LAS QUE EL PAPA FRANCISCO LLEGÓ HASTA DONDE
ESTÁ.
Mad Economy (ME) no puede dejar de explicar el
“fenómeno jesuita” desatado por la elección de un Papa jesuita (además de
argentino), porque esta Orden religiosa no solo fue un elemento clave en
la historia económica moderna, sino porque su exitosa estructura organizacional
- que lleva casi 5 siglos - puede ser la envidia de cualquier corporación o multinacional
actual.
Los jesuitas
manejan [indirectamente] la Universidad del Pacífico, que tiene una de las
mejores escuelas de economía.
1. Fue
fundada por un noble vasco, ex soldado y caballero: Iñigo de Loyola, conocido
más tarde como San Ignacio de Loyola que vivió entre 1491 y 1556.
Por eso tiene una estructura militar y llaman al superior de la orden
"General" y a la orden "Compañía" pero en sentido
castrense, no empresarial, aunque años después este nombre les caería a pelo
desde la perspectiva corporativa. San Ignacio, conocido por Iñigo de Loyola,
prefirió cambiar su nombre de pila y “españolizarlo” a Ignacio. Iñigo o
Iñaki es un nombre vasco. Aunque durante su vida militar destacó como excelente
jinete y eso lo haría merecedor de pertenecer a la caballería, prefería más el
asunto organizacional dentro del ejército, de ahí que cultivó una extraña
afición al orden y a la disciplina, pero terminó siendo artillero con muy mala
suerte porque una bala de cañón casi le vuela la pierna durante la guerra entre
Navarra, Francia y España (1521). Fue llevado a su castillo y por las
heridas tuvo que estar en cama meses. San Ignacio se leyó todos los libros
sobre vida religiosa que encontró y en ellos descubrió su vocación. Dejó las
armas y comenzó un largo camino al éxito.
2. Es una
Orden que no está bajo el mando directo ni tutela de una Diócesis. Su jefe es
el Padre Superior a quien se le llama Padre General. La Iglesia Católica divide
su jurisdicción pastoral en Diócesis que están bajo la administración de
sacerdotes “diocesanos” y estos deben reportarle al Obispo de la jurisdicción,
o sea, de la Diócesis y estos, a su vez, al Arzobispo que maneja toda la
operación. Las órdenes religiosas, como los dominicos, franciscanos,
agustinos, trapenses, jesuitas, etc., están exentas de reportarle al Obispo de
la Diócesis. Los jesuitas van más allá de esto. Consideran a cada país o
región como una “provincia” de la Compañía de Jesús; por eso, tienen Padres
Provinciales, una especie de “ojos y oídos” del superior o Padre General.
3. Aunque no
hay nada en sus normas que diga lo contrario, los jesuitas estaban
"prohibidos" de ser obispos y menos Papas. Quizás la palabra no sea
“prohibición”, pero fue algo consuetudinario en ellos: por costumbre adoptaron
más un perfil bajo dentro de la Iglesia Católica. Prefirieron otro enfoque o
carisma, el de la educación y en eso se especializaron.
Además,
nacieron en una época donde el protestantismo europeo era un furor y los
esfuerzos de la Compañía de Jesús se enfocaron en eso, la lucha contra las
corrientes protestantes, antes que entrar en el complicado mundo político de la
Iglesia del siglo XVI con sus Papas Borgias, asesinatos, inquisiciones y otras
mañas.
4. Pero,
llegaron a tener tanto poder político y económico que a su superior lo
llaman "El Papa Negro", por el color tradicional de las sotanas que
usaban. Eran unas grandes togas, con botones que iban desde el cuello hasta los
pies y un gorro de tres puntas que debió ser muy incómodo. Lo del Papa Negro no
es cuento. Realmente llegaron a ser una suerte de Iglesia o universo paralelo
dentro de la estructura católica romana.
5. El poder
oceánico que llegaron a tener motivó que en 1768 fueran expulsados de España,
Portugal y las colonias.
Este poder se
debió a sus vanguardistas ideas: creían en la igualdad, la libertad económica,
el cooperativismo, la redistribución del capital, el libre acceso al mercado,
la educación de las minorías, etc. lo que preocupó a las monarquías absolutas
de la época. Eso incluyó el cierre de los colegios mayores, seminarios y
universidades de todo el mundo conocido, lo que fue un duro golpe para la
educación occidental, porque las instituciones educativas jesuitas eran
impecables.
Se refugiaron
en reinos e imperios protestantes y hostiles a la Iglesia de Roma. Entre ellos,
el Imperio Ruso con Catalina La Grande a la cabeza. Y realmente Catalina era
“grande”, sus biógrafos estimaban que la emperatriz “de todas las Rusias”
pesaba más de 100 kilos. Sin embargo, era una noble rara porque trabajaba y
estudiaba. Los jesuitas, expertos en educación, pronto se ganaron su respeto y
admiración y ella no sólo les dio cobijo, sino el tesoro más importante
para un jesuita: TIEMPO. Tiempo para regresar y de hecho 40 años después de su
expulsión lo hicieron a lo grande, refundando colegios y universidades en todo
el mundo.
6. Antes de
su expulsión, fueron los precursores del cooperativismo o una forma arcaica de
economía socialista.
En
Sudamérica, sus Misiones a lo largo del continente fueron un ejemplo de
gerencia.
Un referente interesante se puede encontrar en la forma cómo administraban sus
misiones y haciendas en esta parte del mundo. Por ejemplo, en las misiones de
Paraguay, Bolivia y norte de Argentina, repartían entre los indios y esclavos,
parcelas de tierra, animales mayores y menores, insumos y semillas. La
producción era estandarizada en procesos específicos según el cultivo y la
actividad industrial, es decir, fueron los precursores de la producción en
función a la diversificación de canales de negocio.
Con esto se
ingresó a una “mini era pre-industrial” pues sus obrajes, maestranzas, trapiches
y factorías llegaron a tener unos índices de eficiencia y productividad
enormes, además de darle valor agregado a las materias primas.
El uso que
hicieron de los recursos naturales fue impecable. En la hacienda San Juan
Bautista en Lima, llegaron a tener más de 5 riegos semanales y en un hábitat
como es la costa de Perú donde uno encuentra un desierto más que un oasis.
Después de su
expulsión y tomada la operación de la hacienda por un civil, ésta alcanzaba a
duras penas 1 riego por mes.
Los jesuitas
en sus misiones y haciendas, crearon la figura del “Padre Administrador”, una
suerte de controller moderno que
llevaba rigurosamente los presupuestos y estadísticas de los emprendimientos
jesuitas. Pero fueron más allá aún.
En agricultura,
sus haciendas no eran meros fundos o chacritas de “pan llevar”, diseñaron un
complejo sistema de obrajes que les permitió desarrollar una agroindustria y
sistema de agro exportación que sería la envidia de cualquier grupo
agroindustrial moderno. Desde Perú, Alto Perú (Bolivia), Argentina y
Paraguay, exportaban vinos y piscos, chocolate procesado, melaza, granos,
telas, vidrio, cal, argamasa y otros. En el siglo XVIII, el chocolate
producido y procesado en una misión o estancia jesuita paraguaya, era tomado en
la Corte de los Borbones en Versalles y en la Corte de los Habsburgo en
Austria.
Todo ello a
través de un sofisticado (para la época) sistema de almacenamiento y redes. Crearon
lo que a la postre sería el concepto de distribución y canales de negocio,
logística incluida.
Su manejo de
los costos era impresionante: las utilidades en una hacienda por ejemplo,
después de un ejercicio fiscal, eran redistribuidas entre los indios y esclavos
primero y en último término el quinto real (para la Corona Española) y la
Compañía.
Esto les
permitía hacer caja constante pues la producción de sus haciendas, al ser
redistribuida entre indios y esclavos - quienes a su vez, la re-invertían en
sus chacras, vendiendo lo que iban sacando de ellas- les aseguraba un ingreso
recurrente, por tanto, evitaban el endeudamiento para cubrir huecos en el flujo
de caja, luego tomaban una parte de la ganancia por cada línea de producto y en
función a los costos unitarios calculaban el presupuesto para el siguiente año
fiscal.
Con esto,
fueron los primeros en aplicar la teoría de las tasas de transferencia en
negocios.
Sus inversiones en tierras, conventos, seminarios, colegios mayores e
universidades también les generaban caja pues casi todas sus instituciones eran
privadas y cobraban una pensión por la colegiatura, que les permitía
además brindar subsidios a alumnos o seminaristas con bajos recursos: la
versión moderna de becas de estudio.
Además, reducían
el riesgo sistémico de sus finanzas con la diversidad de inversiones y líneas
de producción que ellos tenían.
Es curioso
notar que en un tiempo donde los esclavos negros eran considerados menos que
animales, los jesuitas no sólo los hicieron “propietarios” sino que les daban
una parte de la ganancia del negocio. Cosa prohibida por la Corona.
Lo triste de
esta historia: durante la administración jesuita de sus propiedades, los
índices de escapismo entre los esclavos eran nulos, pero después de la
expulsión de la Orden, no solo muchos de los esclavos negros dejaron las
haciendas y misiones, sino que el número de abortos autoinflingidos por las
madres esclavas se disparó logarítmicamente: preferían matar a sus hijos neo natos,
antes que nacieran esclavos (“Peregrinaciones de una paria”, Flora Tristán).
Esto nunca
pasó bajo la gestión de la Compañía.
Finalmente,
en 2008 la revista Forbes nombró a la Compañía de Jesús como " La
Corporación Multinacional más antigua y exitosa de la historia económica
moderna". Más que Coca Cola Co., JP Morgan y otras corporaciones.
7. En la II
Guerra Mundial, fue la única Orden que abiertamente se opuso al nazismo y al
holocausto judío, muchos jesuitas fueron perseguidos por eso; algunos
torturados y asesinados en campos de concentración como el Padre y Beato Rupert
Mayer SJ.
En Francia,
un colegio internado jesuita, exclusivo para chicos, escondió y salvó a más de
50 niños judíos de las garras de la Gestapo. “Amén”, película dirigida por
Costa-Gavras (2002), basada en hechos reales descritos en el libro “El vicario”
de Rolf Hochhuth, muestra el rol clave que tuvo la Compañía de Jesús para la
defensa de judíos ante el Vaticano.
De hecho,
para los judíos, la Compañía de Jesús es un referente de diálogo e Israel la
considera “Justa entre las Naciones”, por su labor en contra del holocausto.
Cosa que pocas o casi ninguna orden católica hizo.
¿Se entiende
ahora la especial relación del Papa Francisco tiene con los rabinos y
dirigentes de las comunidades judías?
8. En
los 70's su posición progre y algo de izquierda se hizo un poco evidente: unas
décadas antes decidieron dejar de dar Misa en latín y la daban en el idioma del
lugar. Por eso tenían jesuitas dando Misa en bantú africano, quechua (en lo que
después sería la actual Argentina, lo hacían desde el s. XVI), vasco, árabe,
guaraní, chino cantonés, hindi, etc.
Decidieron no
usar sotana y menos camisa con cuello de clerma. Esa actitud progre se
capitalizó con el recelo de las dictaduras de ultraderecha del siglo XX.
9. Aunque muy
progres, los jesuitas no estuvieron exentos de vincularse con grupos de poder. Sus
relaciones se basaron más en la enseñanza. Fueron famosos y conocidos por ser
tradicionalmente los “educadores de las élites”, mayormente hombres y no
mujeres. Sobre todo en Europa e Iberoamérica. Es evidente que por sus aulas
pasaron destacados intelectuales, políticos, científicos, artistas, militares y
religiosos. Eso les daba llegada a familias y grupos relacionados con el
dinero y el poder.
Pero no
obstante formaron hombres que, lejos de continuar con los vicios y resabios de
estos grupos, fueron más allá. Quizás por esta razón, es que los jesuitas son
conocidos como “lava cerebros” o como una sociedad donde quienes han sido
educados por ellos, se reconocen por ciertos rasgos, lenguaje corporal y forma
de hablar. Una especie de “secta” con decires y haceres propios.
Es una orden
muy global y de constante diálogo no sólo inter religioso sino cultural.
Incluso desde su fundación, les quedó claro ese asunto que ahora se llama
“globalización”.
Ese dinamismo es quizás lo que explica que, aunque llegaron “tarde” a la
América Española (unos 60 ó 70 años después que los dominicos o
franciscanos), en una década de operación en las colonias llegaron a triplicar
el patrimonio de los primeros. En pleno siglo XVI, no dudaron los Padres
fundadores de la Orden en enviar a sus primeros discípulos a lugares tan lejanos
como China, India o Japón porque Sudamérica y el mundo entero les quedaban
chicos. Según Chris Lowney, ex seminarista jesuita y banquero de
inversión del JP Morgan, autor del libro “El Liderazgo al estilo de los
jesuitas”, uno de los factores de éxito de la Orden fue su movilidad permanente
y apertura de mente frente a otras culturas.
La historia
del Padre Matteo Ricci SJ que viajó a China grafica este liderazgo y dinámica
inter cultural.
Llegado a
China, el Padre Ricci SJ de inmediato tomó contacto con el emperador. No era
cosa fácil porque ya antes en Asia, la experiencia jesuita había resultado
tenebrosa y de total fracaso: decapitaron en Japón a 22 jesuitas y martirizaron
y torturaron a otros tantos en la India. Pero el Padre Ricci SJ se ganó el respeto
y admiración del emperador al dibujarle un mapamundi donde colocó a China, por
primera vez, en la cartografía mundial. Huelga decir que Ricci era matemático,
geógrafo y cartógrafo.
La mente
abierta de este jesuita le permitió también, colgar el confusionismo a la
praxis cristiana. Debió haber sido todo un éxito porque el emperador de China
lo nombró consejero, siendo el primer y último caso, donde un occidental fuese
“privado” de un regente chino.
Para Lowley,
son 4 los pilares fundamentales del éxito y del enfoque empresarial de los
jesuitas:
(1) Conocimiento de sí mismo: Saber reconocer muy bien cuáles son las
fortalezas, debilidades y valores de uno mismo. Tener un claro conocimiento del
mundo y hacia dónde se quiere ir;
(2) Ingenio: Siempre innovar y
al mismo tiempo adaptarse a las circunstancias de un mundo cambiante. Explorar
nuevas posibilidades e ideas. Aprender de las otras culturas y darles su valor;
(3) Amor:
Querer a los demás y tratarlos a partir de esa realidad. Siempre mantener una
actitud positiva. Ganar a la gente por el amor y no el temor. Los líderes
tienen confianza en sí mismos y la proyectan a los demás;
(4) Heroísmo:
Despertar en uno mismo, y en los demás, grandes deseos. Fortalecer en sí mismo,
y en los demás, aspiraciones heroicas. Los líderes imaginan grandes futuros e
impulsan a alcanzarlos. No esperan el futuro sino que lo construyen.
George Lucas,
en una entrevista, reveló que - en su juventud - conoció a un grupo de jesuitas
en la Universidad de Fordham. Quedó maravillado por su forma de ser, por cómo
se movían, cómo te convencían usando palabras cariñosas antes que imperativas.
Pasado casi
un año de su elección, no hay dudas que el Papa Francisco - siendo jesuita -
aplique esta filosofía y modelo, no sólo desde lo estrictamente religioso, sino
desde lo empresarial en la conducción de la Iglesia Católica Romana.
En esto se
basará el éxito del Papa Francisco.