REFLEXIONES ANALITICAS
DE LA PALABRA Y LOS SIGNOS DEL PAPA FRANCISCO DURANTE SU VISITA EL PUEBLO DE
MEXICO.
José Teódulo Guzmán A.,
S J
Empiezo diciendo que la visita fue al pueblo de México y no
precisamente a sus gobernantes.
En el discurso papal encuentro dos vertientes principales: la
eclesial y la social. La segunda muy vinculada a la primera. Y una tercera
referida a la espiritualidad ignaciana.
1.- La vertiente eclesial: El papa Francisco retoma y
profundiza los lineamientos trazados por el Concilio Vaticano II,
principalmente en dos de sus documentos principales, Lumen Gentium y Gaudium et
Spes, con alguna referencia al documento sobre Ecumenismo.
El papa evoca la presencia y actividad de la Iglesia como
pueblo que peregrina en el mundo al servicio de toda la humanidad y no tanto
como jerarquía que dictamina lo que debe creer y hacer la feligresía. Y al
igual que la Lumen Gentium, el papa Francisco coloca como sujeto principal de
la actividad del pueblo cristiano, en primer plano, a todo el pueblo de Dios y
después a la jerarquía. Al mismo tiempo,
mientras tiene palabras de aliento, de consuelo y de exhortación paternal para
el pueblo (jóvenes, indígenas, familias, encarcelados, etc.). fustiga
claramente con pronunciamientos severos al alto clero, arzobispos y obispos. Claramente
les dice que no se consideren príncipes de la iglesia sino servidores del
pueblo de Dios. Y después, en Morelia, bajita la mano, les dice a los
religiosos(as), sacerdotes y seminaristas, que le echen ganas al servicio pastoral
con el pueblo, principalmente con los pobres y marginalizados, y que no se
estanquen en la inercia ni en la rutina, ni se refugien en las sacristías; que
salgan a la intemperie para comprender lo que experimentan y padecen sus
feligreses.
2.- La vertiente social: Es obvio que retoma ls grandes
directrices de Gaudium et Spes, principalmente en lo referente a la dignidad de
la persona, los derechos humanos (claramente
reiteraen varios momentos el NO al descarte de cualquier ser humano y a
la primacía del dinero.
El papa ha subrayado en varios contextos de su visita “la riqueza
de la persona humana: “Ustedes son la riqueza de esta nación, pero hay que
transformarla en esperanza” ha dicho a los jóvenes. Y ha recalcado que todos
tienen derecho al trabajo, a ser apreciados como personas, a ser tenidos en
cuenta y no ser desvalorizados.
Ha sido notoria también su insistencia en el diálogo para
eliminar la violencia y construir la paz y el futuro con justicia y dignidad.
No dejarse instrumentalizar por los criminales y los traficantes de la muerte.
3.- Finalmente, aparecen, en alguna forma, como telón de
fondo, remembranzas de la espiritualidad ignaciana, cuando el papa Francisco
insiste en la centralidad de Jesucristo como camino de luz y de salvación. Recordemos
que para San Ignacio la figura y la praxis de Jesucristo son
fundamentales. Asimismo, cuando evoca
las consecuencias de caer en la triple tentación del desierto que enmarcó el
inicio de la vida pública de Jesús. Este cuadro nos trae a la memoria la
meditación de Las Dos Banderas, en los Ejercicios Ignacianos. También las
referencias que hace el papa al discernimiento.
Y finalmente, la opción por los pobres, y la misión del
cristiano y de los jerarcas de la iglesia, que exige la vinculación intrínseca
entre la evangelización y la promoción de la justicia, proclamada por la
Congregación General 32 de la Compañía de Jesús.
4.- Y por último, los signos con que el papa rubrica sus
palabras son de cercanía afectuosa, solidaridad paternal y atención comprensiva
cuando es aclamado por las multitudes o tocado por niños, enfermos e indígenas.
Tal pareciera que se asemeja al Jesús de los evangelios sinópticos, cundo
narran que la gente se agolpaba en los lugares por donde pasaba Jesús, para
tocar al menos la orla de su manto y así encontrar la curación de sus
enfermedades y dolencias.
Yo diría que por fin tenemos un pontífice que sabe conmoverse
y sentir profundamente los gozos y esperanzas, las carencias y dolencias del
pueblo creyente.