domingo, 28 de enero de 2018

La Jornada; Bernardo Barranco; 21 de enero de 2018


Llama el Papa a luchar contra feminicidios, plaga que afecta al continente americano; censura en Perú la inseguridad, el crimen organizado y la falta de oportunidades educativas
 El tercer día del papa Francisco en Perú ha sido espléndido. El área metropolitana de Trujillo no llega a un millón de habitantes; sin embargo, todos y cada uno de los eventos fueron multitudinarios. Las expectativas de convocatoria fueron rebasadas. Parecía que todos los trujillanos se habían congregado en la misa, en la inmensa explanada de Huanchaco, a orillas del mar. Asistieron más de medio millón de personas. Pero todos los recorridos y eventos posteriores fueron también multitudinarios. Sol, humedad y mucho calor humano recibió a un Francisco repuesto y de buen ánimo.
En la homilía matinal, de entrada confesó haber elegido Trujillo como signo de solidaridad por los desastres naturales de hace casi un año, debido al fenómeno El Niño Costero. En efecto, en marzo de 2017 intensas lluvias provocaron inundaciones y deslaves, que dejaron más de 100 muertos y 700 mil damnificados.
El fenómeno climático destruyó 10 mil viviendas, caminos y carreteras. Francisco habló de otras tormentas acechantes: “Se llama violencia organizada, como el sicariato, y la inseguridad que esto genera; se llama falta de oportunidades educativas y laborales, especialmente para los más jóvenes, que les impide construir un futuro con dignidad; o la falta de techo seguro para tantas familias forzadas a vivir en zonas de alta inestabilidad y sin accesos seguros, así como tantas otras situaciones que ustedes conocen y sufren, que como los peores huaicos destruyen la confianza mutua, tan necesaria para construir una red de contención y esperanza”.
Una frase que arrancó un largo aplauso fue la siguiente: Los peruanos, en este momento de la historia, no tienen derecho a dejarse robar la esperanza. En clara alusión al crispante momento del país y el lema de la visita. Trujillo es una región donde la población desborda religiosidad popular. Su historia está vinculada a diversas devociones de piedad popular. Perú es un país de los más religiosos de América Latina. Estudios realizados por la Universidad Católica estiman que, en la actualidad, 89 por ciento de la población se considera religiosa y la mayoría de los peruanos son católicos.
La Iglesia ha penetrado todos los tejidos sociales y la vida cotidiana de los peruanos, nos dice la prestigiosa investigadora Catalina Romero. Los católicos están en todos los espectros políticos del país. Desde la extrema derecha, encabezados por organismos como el cuestionado Sodalicio de vida cristiana, hasta el Opus Dei. En Perú, la tradición laica es lánguida. El artículo 50 constitucional reconoce: Dentro de un régimen de independencia y autonomía, el Estado reconoce a la Iglesia católica como elemento importante en la formación histórica, cultural y moral de Perú y le presta su colaboración. El Estado respeta otras confesiones y puede establecer formas de colaboración con ellas.
El Estado subvenciona a la Iglesia católica. Pero la dimensión religiosa está también a la izquierda, casi toda una generación de sus dirigentes de la izquierda peruana fue cautivada y hasta formada por la Teología de la Liberación, reclama Marco Sifuentes, quien advierte: Para no ir más lejos, 75.2 por ciento de senderistas entrevistados por la CVR eran católicos. Mientras que el fujimorismo ha logrado integrar a sectores católicos fundamentalistas y grupos pentecostales, en un peligrosísimo coctel de populismo retrógrado que a opinión de Sifuentes se suma el cardenal de Lima, Juan Luis Cipriani.
La plaza mayor de Trujillo es el sitio donde se realizó la fundación española de la ciudad, en la costa norte peruana. Francisco, en la ceremonia de coronación de la Virgen de la Puerta, exalta a las mujeres, tiene giros feministas al realzar su rol y de manera inesperada hace un duro señalamiento sobre los crímenes de odio contra las mujeres: Quiero reconocer y agradecer, pero mirando a las madres y a las abuelas; quiero invitarlos a luchar contra una plaga que afecta a nuestro continente americano: los numerosos casos de feminicidios. Y son muchas las situaciones de violencia que quedan silenciadas detrás de tantas paredes. Los invito a luchar contra esta fuente de sufrimiento pidiendo que se promueva una legislación y una cultura de repudio a toda forma de violencia.
En la plaza de armas de Trujillo, donde se ubica de manera preponderante la histórica Catedral de Trujillo, de intenso color amarillo que recuerda nuestra catedral de San Cristóbal de la Casas, Chiapas, Francisco apela a una cultura en la que ninguno mire al otro con indiferencia ni aparte la mirada cuando vea el sufrimiento del otro.
Los medios han registrado de manera desigual el fuerte llamado de Francisco a combatir la corrupción como un virus que lo infecta todo. El histórico diario El Comercio, con una gran foto del Papa con indígenas, cabecea: Cruzada por la tierra. La República destaca: Condena saqueo de recursos, la esclavitud y el abuso sexual.
El periódico Perú 21 da un giro y titula: La corrupción es evitable, el papa Francisco exige compromiso a los peruanos. En esa línea, El Correo destaca: El Papa hace un llamado contra la corrupción. En las redes sociales se ensañan contra la clase política, con el llamado anticorrupción de Francisco; los memes destacan una foto, entre Francisco y Kuczynski, presidente de Perú, en la que el pontífice tiene la cara cubierta por su capa o matelina, como no queriendo salir por vergüenza en la foto, y atrás la sombra de uno de los guardias del palacio de gobierno, quien se parece al Lucifer de las pastorelas.
Con humor y sencillez, Francisco se reunió después del almuerzo con religiosos, sacerdotes, seminaristas y consagradas. El Papa, relajado y con mucho sentido del humor, dirigió un mensaje a los religiosos de Perú, a quienes exhortó a ser memoriosos, alegres y estar atentos ante el peligro de verse marchitos. Hubo muchos chistes clericales que los asistentes al colegio seminario Carlos y Marcelo de Trujillo le festejaron con entusiasmo. Francisco los orientó: Aprender a reírse de uno mismo nos da la capacidad espiritual de estar delante del Señor con los propios límites, errores y pecados, pero también aciertos, y con la alegría de saber que él está a nuestro lado. Llamó a no sentirse mesías, estar al servicio del pueblo ni a sentirse profesionales de lo sagrado, de la siguiente manera: No se vuelvan profesionales de lo sagrado olvidándose de su pueblo, de donde los sacó el Señor: de detrás del rebaño, como dice el Señor a su elegido en la Biblia.
En Lima, Gustavo Gutiérrez, uno de los gurús vivientes de la teología latinoamericana, defiende al Papa frente a las imputaciones y desacuerdos seculares sobre su desempeño declarando: Hay resistencias a Francisco, pero éstas son internas y articuladas. Hay que decirlo, sólo conocemos 10 por ciento de las resistencias. El otro 90 por ciento está oculto, pero él lo sabe y tiene una fibra muy fuerte. El pontífice necesita mucho apoyo, porque tiene problemas. Hay cardenales que critican públicamente al Papa, algo nunca visto en nuestra época y prueba evidente de las resistencias a las que tiene que hacer frente. Gutiérrez, padre de la Teología de la Liberación, pide cerrar filas en torno a Francisco: Bergoglio es un gran don para la Iglesia. Va a lo central del mensaje cristiano, a la frescura del Evangelio. Además, es muy valiente. Aunque hay quienes le piden más, esos tales están locos. Francisco es una bendición, tiene clarísima la solidaridad con el pobre, la gente le entiende y, encima, tiene sentido del humor y hace bromas, además de su impresionante capacidad para crear metáforas. Estoy dispuesto a apoyar al Papa a fondo, en la medida de mis posibilidades.
Mañana, la gran misa en Lima para cerrar con broche de oro una gira sudamericana de altibajos.