Conmemoración del segundo centenario de la
Restauración de la Compañía de Jesús
2013/17
A
TODA LA COMPAÑÍA
Queridos
hermanos y amigos en el Señor,
Hace
ya casi dos años, el día 1 de enero de 2012, escribí a todos los superiores
pidiéndoles que comenzaran la preparación de la conmemoración, el año 2014, del
segundo centenario de la Restauración de la Compañía de Jesús. Con la presente
carta deseo invitarles a todos, jesuitas y colaboradores nuestros, a toda
comunidad, obra apostólica, Región y Provincia de la Compañía a celebrar el 200
aniversario de la Restauración de la Compañía con humilde y sincero
agradecimiento al Señor, con deseo de aprender de nuestra historia y viviéndolo
como una ocasión de renovación espiritual y apostólica.
2014
va a ser un año importante para el estudio de nuestra historia como Compañía.
En distintos lugares del mundo se han programado estudios académicos,
publicaciones, conferencias y reuniones de estudio para impulsar un
conocimiento más profundo y ayudar a entender mejor la compleja realidad de la
Supresión y de la Restauración de la Compañía: sus causas, sus principales
protagonistas y sus consecuencias. Estoy muy agradecido por el trabajo que se
ha hecho hasta ahora, y espero que un esfuerzo tan importante de investigación
y de estudio de la historia prosiga también después de 2014. Como bien sabemos,
memoria e identidad están ligadas por profundos vínculos: el que olvida su
pasado no sabe quién es. Cuanto mejor conozcamos nuestra historia y cuanto más
profundamente la comprendamos, mejor nos entenderemos a nosotros mismos y mejor
conoceremos nuestra identidad como cuerpo apostólico en la Iglesia.
Deseo
también que durante 2014 nuestra oración personal y comunitaria, por medio de
la reflexión y el discernimiento, den profundidad al estudio de la historia.
Pienso que el mejor modo de entrar espiritualmente en este año tan especial -
200 aniversario de la Bula Pontificia Sollicitudo omnium ecclesiarum,
promulgada por el Papa Pío VII el 7 de agosto de 1814 – es buscar la gracia que
san Ignacio nos propone en la Contemplación para alcanzar amor: pedir al Señor
“cognoscimiento interno de tanto bien recibido, para que yo enteramente
reconosciendo, pueda en todo amar y servir a su divina majestad” (EE 233). En
otras palabras, no sería deseable que nuestra atención quedara fijada sólo en
el pasado. Desearíamos comprender y estimar mejor nuestro pasado para así
seguir caminando hacia el futuro, en nuestra vida y nuestra misión de hoy, “con
renovado impulso y fervor” (CG 35, Decreto 1).
Permitan
que les proponga algunos temas que puedan ayudarles en su oración, reflexión y
discernimiento durante el año próximo.
1. Fidelidad
creativa: ¿Qué significa para nosotros hoy el hecho de que la Compañía, si
exceptuamos el Imperio Ruso, lo perdiera todo durante la Supresión y que fuera
capaz de comenzar de nuevo cuando carecía de recurso alguno? Más aún, ¿qué
podemos aprender de los esfuerzos de la Compañía restaurada por ser fiel al
legado de Ignacio en unas circunstancias tan diferentes?
2. Amor
a nuestro Instituto: Según la importante carta titulada Por amor a
nuestra Compañía y a nuestro Instituto (1830), escrita por una de las
figuras más significativas de la Compañía restaurada, el P. General Jan
Roothaan, una tentación que podía amenazar a algunos miembros de la Compañía
restaurada era amarla, podríamos decir, de modo externo y superficial:
valorando la riqueza que suponía tener muchas instituciones, sintiendo el honor
de ver que otros les estimaban, el orgullo de ser de nuevo poderosos e
influyentes. En dirección opuesta, el P. Roothaan procuraba impulsar el amor
hacia la realidad interior de la Compañía: hacia su Instituto, sus valores
espirituales, hacia un modo de proceder enraizado en los Ejercicios
Espirituales. ¿Qué significado tiene para nosotros, en el día de hoy, esta
llamada de atención a centrarnos sobre todo en el conocimiento y amor de nuestro
Instituto?
3. Relación
fraternal: Otra de las figuras importantes de este período fue San José
Pignatelli, que, en aquellos difíciles tiempos en que vivían expulsados y sin
techo, supo infundir unión, fortaleza y ánimo en sus hermanos. Alentó, en medio
de la supresión, la comunicación, la amistad y la esperanza entre los antiguos
compañeros. En estos días, ¿no dice algo a nosotros, llamados por la CG 35 a
vivir la “comunidad como misión”, el testimonio de aquellos hombres, que en
tiempos de crisis se desvelaban por sus hermanos?
4. Misión
universal: Uno de los rasgos de la Compañía restaurada era su notable
actividad y su espíritu misionero. Ya en el generalato del P. Roothaan, de los
5.209 miembros de la Compañía, el 19% trabajaba fuera de las provincias en que
habían entrado. Muchas de las provincias de Asia, África, América y Australia
tienen su origen en estos años de la Compañía restaurada. ¿Qué significado
puede tener hoy para nosotros este fuerte sentido de misión universal de la
Compañía recién restaurada?
5. Fe
en la Providencia: Los que nos precedieron en la Compañía vivieron tiempos
que eran todo un reto: la Supresión, la precaria existencia de la Compañía en
el Imperio Ruso; el reconocimiento de la Compañía a nivel sólo local, hasta que
no llegó su Restauración universal en 1814; los difíciles y frágiles comienzos
de la Compañía restaurada. ¿Qué podemos aprender de la paciente resistencia que
tuvieron nuestros hermanos durante aquel turbulento período, de su fortaleza,
de la fe y la confianza que mostraron en la Providencia de Dios y en la
presencia del Espíritu en la Iglesia?
Quiero
repetir de nuevo lo que ya les pedí en mi anterior carta sobre el año 2014: que
nuestra conmemoración de la Restauración - que comienza oficialmente el día 3
de enero, fiesta del Sacratísimo Nombre de Jesús, y concluye el día 27 de
septiembre, aniversario de la confirmación de la Compañía en 1540 - evite
cualquier señal de triunfalismo o de orgullo. Espero sin embargo que, aun
sencilla y modestamente, todas las comunidades, regiones y provincias de la
Compañía hagan un esfuerzo por conmemorar este aniversario de modo memorable y
lleno de significado a nivel personal y comunitario.
Contemplando
este hito de nuestra historia como Compañía, demos humildemente gracias a Dios
porque nuestra mínima Compañía sigue existiendo: porque nosotros mismos,
miembros de la Compañía, seguimos encontrando en la espiritualidad de San
Ignacio un camino hacia Dios; porque seguimos creciendo gracias al apoyo y el
estímulo de nuestros hermanos en comunidad, porque experimentamos aún el
privilegio y el gozo de servir a la Iglesia y al mundo, especialmente a los más
necesitados, por medio de nuestros ministerios. Pido a Dios que la
conmemoración agradecida de este 200 aniversario de la restauración de la Compañía
sea bendecida por una más profunda asimilación de nuestro modo de vida y por el
compromiso cada más creativo, generoso y alegre de entregar nuestras vidas al
servicio de la mayor gloria de Dios. Fraternalmente en el Señor,
Entrevista
al P. General, a propósito de una misa del Papa celebrada en la Curia:
¿Nos puede decir algo sobre cómo puede
influir todo esto en la celebración del segundo Centenario de la restauración
de la Compañía?
Puedo decir con toda verdad que éste es
el estilo de la celebración. Queremos que sea un año de estudio y de reflexión.
Todas las crisis de la historia encierran una sabiduría oculta que hace falta
desentrañar. Para nosotros, jesuitas, esta es la conmemoración de nuestra más
grande crisis. Es, por lo tanto, importante que por encima o por debajo de los
acontecimientos sepamos aprender, descubrir lo bueno y lo malo de nuestro
proceder, para reavivar esos grandes deseos de que hablaba el Papa y continuar
el trabajo de Evangelización afinando nuestra fraternidad y profundizando el
amor.