En
Perú estamos celebrando los 450 años de la llegada de los jesuitas a estas
tierras. El 28 de marzo de 1568, llegaban al puerto del Callao los seis
primeros jesuitas liderados por el P. Jerónimo Ruiz del Portillo. El 1 de abril
llegaron a Lima, siendo acogidos por los Padres Dominicos; al poco tiempo
tomaron posesión de una propiedad donada por el gobierno de Lima y un grupo de
ilustres personajes de la época, en el actual terreno ocupado por la Iglesia
San Pedro, el Banco Central de Reserva y la Biblioteca Nacional, en el centro
de la Ciudad de Lima.
En
la actualidad, la Compañía en el Perú sigue impulsando el servicio de la fe y
la promoción de la justicia, a favor de la reconciliación, desarrollando nuevas
iniciativas apostólicas en fidelidad creativa a una larga y rica tradición.
La
misión evangelizadora de los pueblos Awajún y Wampis, en la Amazonía del Alto
Marañón, y de las comunidades andinas quechuas, en la Provincia de
Quispicanchi, Cusco, son una muestra de ese esfuerzo. En dichos lugares, la
Compañía sigue promoviendo el conocimiento de las lenguas originarias y su
enseñanza en las escuelas públicas. Al mismo tiempo, se cultiva el respeto y
reconocimiento de la sabiduría ancestral, en medio de los enormes desafíos que
significa la penetración de la modernidad y de los grandes capitales que buscan
explotar los recursos naturales. Para hacer frente a estas amenazas, seguimos apostando
por la educación intercultural y bilingüe, haciendo de ella un medio importante
para fortalecer la propia identidad cultural, en diálogo con la diversidad.
Como decía el Papa Francisco a los pueblos amazónicos en Puerto Maldonado: “la
única manera de que las culturas no se pierdan es que se mantengan en
dinamismo, en constante movimiento”.
El
apostolado educativo también sigue renovándose y actualizándose. La red de
colegios e instituciones educativas de Fe y Alegría, así como los Centros
Sociales o de Educación Popular, destinados a servir a la población campesina y
urbano-emergente, son un ejemplo de ello. A través de estas instituciones, la
Compañía sigue enfatizando su compromiso con los más necesitados y promoviendo
una mayor conciencia de su dignidad y de sus derechos como personas y como
ciudadanos. Por su parte, los colegios tradicionales de la Compañía se han
abierto a la realidad de injusticia y desigualdad que aún persiste en el país.
Para ello, desarrollan programas y experiencias que permiten a los estudiantes
tomar conciencia de esta realidad y reflexionar sobre sus causas y posibles
caminos de transformación.
En
este año de aniversario, enfrentamos en el país el enorme desafío de la lucha
contra la corrupción. El escándalo de Odebrecht ha salpicado sobre la mayor
parte de la clase política y un buen sector de los empresarios. Todos los ex
presidentes, desde el año 2001, están siendo investigados, algunos están
detenidos o con orden de detención. También hay gobernadores regionales y
alcaldes municipales encarcelados o investigados por diversos delitos de
corrupción.
Ante
este desafío, la Compañía sigue apostando por una educación ética y ciudadana,
así como por el fortalecimiento de la participación ciudadana en diversas
instancias del estado. La Universidad Antonio Ruiz de Montoya viene
participando en mesas de lucha contra la corrupción y promoviendo iniciativas
de incidencia política. Asimismo, desarrolla cursos y programas de ética
pública con funcionarios y profesionales de diversas instituciones, en Lima y
en otras ciudades del país. A través del área de formación continua, ofrece
diversos cursos y conferencias sobre temas éticos, ambientales y de
interculturalidad con el objeto de fortalecer la conciencia ciudadana y de
generar una opinión pública mejor informada.
Finalmente,
en el último año ha crecido tremendamente la inmigración venezolana. Según
datos de ACNUR, en el Perú hay 240 mil venezolanos distribuidos en muchas
ciudades del país, y el número sigue creciendo. El gobierno ha dado algunas
facilidades de residencia y trabajo, pero el país no tiene mucha capacidad para
absorber una masa grande de inmigrantes. En medio de esa urgencia, la Compañía
en el Perú viene trabajando en alianza con ACNUR para ofrecer asistencia legal
a través de tres oficinas ubicadas en las fronteras de Tacna y Tumbes, y en
Lima. También la Conferencia de Religiosas y religiosos del Perú está
coordinando esfuerzos para ayudar a los inmigrantes venezolanos. La Universidad
Ruiz de Montoya, por su parte, está ofreciendo investigaciones relevantes sobre
la inmigración, sus alcances y necesidades.
De
este modo, la Compañía de Jesús en el Perú, a través de sus diversos
ministerios y obras apostólicas, sigue intentado llevar adelante su misión apostólica
en fidelidad creativa a su propia historia y carisma.
Juan Carlos Morante, SJ –
Provincial de Perú