Jorge E. Traslosheros
Profesor
titular del IIH UNAM
Don
Alberto Suárez Inda, arzobispo de Morelia, será creado cardenal por el Papa
Francisco en el consistorio del próximo 14 de febrero. Como católico y mexicano
la noticia me ha llenado de gozo por cuatro razones que comparto:
1. Don
Alberto Suárez Inda, lo sé por experiencia personal, es un ser humano
excepcional, un pastor con olor a oveja como diría el Papa Francisco. No
solamente ejerce un decidió liderazgo dentro del Episcopado Mexicano, sino que
lo extiende hacia América Latina dentro del espíritu de la CELAM de Aparecida.
Sus huellas digitales están en cuanta iniciativa trascendente ha tomado la CEM.
Su nombramiento, además, tiene un tinte bíblico innegable. Como Abraham, Moisés
o el mismo san Pedro, Dios les llama a dar el resto justo cuando pensaban en la
edad del retiro. Poca sorpresa, ¡al Papa le pasó exactamente lo mismo!
2.
Morelia es una de las sedes episcopales más importantes en nuestra historia,
junto con Puebla y la Ciudad de México. Suárez Inda es sucesor directo de Don
Vasco, cuya causa de beatificación rescató del olvido y ahora goza de cabal
salud. Sería muy importante que culminara dentro de los próximos años. Don
Alberto ha estado a la altura del compromiso heredado de Don Vasco, de manera
especial en los últimos tiempos, en que la violencia ha sentado sus reales en
Michoacán. Ha sido voz y presencia profética en medio del desierto de la
violencia y la corrupción, remembrando las tareas desarrolladas por el gran
varón de Quiroga.
3.
El nombramiento de Suárez Inda como cardenal es muy importante para Michoacán y
para México. Es un poderoso mensaje del Papa para cuantos viven en una de las
regiones más golpeadas por la violencia y que se extiende por la zona de Tierra
Caliente, desde Guerrero hasta los linderos de Colima. También es un fiat del
Papa Francisco para las iniciativas a favor de la paz y la justicia que vienen
desarrollando los obispos mexicanos, junto con religiosos y demás
organizaciones de laicos. Una labor lejana a los medios de comunicación, pero que
otorgó el nada elogioso lugar a México como el país donde más asesinatos hubo
en el mundo contra agentes de pastoral. La sangre del padre Gregorio López
Gorostieta, recientemente asesinado en Guerrero, será semilla de nuevos
compromisos. Así, desde Michoacán, la periferia social y existencial de México
que nos representa a todos, la voz de nuestros obispos y el quehacer cotidiano
de la Iglesia deberá extenderse a cada rincón del país.
4.
El Papa creará otros catorce cardenales electores durante el próximo
consistorio. En su mayoría provienen de las periferias del mundo, zonas pobres,
abandonadas como denunciara en su momento Benedicto XVI; pero en las cuales la
Iglesia crece no sólo en números, sino en testimonio. El que Morelia se
transforme en sede cardenalicia no es golondrina de invierno, sino una
orientación eclesiológica de la mayor trascendencia. El nombramiento de don
Alberto tiene todo el sabor a Francisco.
Por
estas cuatro razones, compartidas a vuelapluma, mi corazón se llena de alegría.
Mi pensamiento se remonta al salmo 22: “El Señor es mi pastor, nada me falta…
aunque pase por un valle tenebroso, ningún mal temeré, porque tú estás
conmigo.”
Twitter: @trasjor