AFP - Publicado en Reforma. 16 junio 2015
Washington DC, Estados Unidos (15 junio 2015).- La brecha entre ricos y pobres
está en su nivel más alto en décadas, especialmente en los países ricos,
advirtieron expertos del Fondo Monetario Internacional (FMI) en un estudio.
Según el reporte difundido por esta
institución defensora de la ortodoxia financiera y la liberalización económica,
la flexibilización de las reglamentaciones en el mercado laboral y la
decadencia de los sindicatos habrían reforzado las desigualdades de ingresos,
al limitar las capacidades de negociación de los asalariados.
"Reglas más flexibles a la hora de
contratar y despedir, salarios mínimos más bajos (...) y sindicatos menos
poderosos están asociados a mayores desigualdades", señaló este estudio,
que no refleja la posición oficial del FMI.
Los progresos tecnológicos también jugaron
un papel al penalizar a los asalariados de la escala más baja, según estos
expertos del organismo.
Según sus cálculos, el crecimiento
económico es menor a mediano plazo (-0.08 puntos) cuando los ingresos del 20
por ciento más rico aumentan un 1 por ciento. En cambio, un alza similar de los
ingresos en el 20 por ciento más pobre estimularía el crecimiento en casi 0.4
puntos porcentuales, según el estudio.
"Un periodo prolongado de mayores
desigualdades en las economías avanzadas ha estado asociado a la crisis
financiera (de 2008-2009) al reforzar el endeudamiento (...) y permitir a los
grupos de presión presionar a favor de menor regulación financiera",
indicó el estudio, que sostiene que las riquezas serían mejor repartidas
basándose más en los impuestos al patrimonio y la propiedad inmobiliaria y
fortaleciendo la lucha contra la evasión fiscal.
La organización Oxfam celebró el estudio y
que el FMI dé la voz de alarma.
"El FMI prueba que hacer más ricos a
los ricos no sirve para el crecimiento", dijo el director de la
organización en Washington, Nicolas Mombrial.
El FMI ADVIERTE DE QUE LA DESIGUALDAD
SOCIAL FRENA EL CRECIMIENTO
El Fondo se suma a la OCDE y alerta de que
el aumento de la brecha lastra el PIB mundial
•
El FMI atribuye al paro y al bajo poder sindical el aumento de la
desigualdad
AMANDA MARS MADRID 15 JUN 2015
El País
Cuanto más concentrada está la riqueza en
pocas manos, menor es el crecimiento de un país. El Fondo Monetario
Internacional (FMI) ha presentado este lunes un informe en el que advierte de
que el aumento de la brecha social en un país supone un freno para el
crecimiento económico, en línea con lo planteado por la OCDEel pasado mes de
mayo. La desigualdad merma expectativas y desincentiva la formación y la
productividad.
El Fondo calcula que si el 20% de la
población más favorecida aumenta un punto porcentual la cuota de ingresos que
acumulan, el aumento del PIB de un país es un 0,08% más bajo en los cinco años
siguientes. En cambio, cuando el 20% más bajo de un país gana un punto del
pastel de los ingresos de un país, el crecimiento es un 0,38% mayor.
Esta relación entre distribución de la
riqueza y dinamismo económico persiste si, en lugar de mirar ese 20%, se lleva
a segundos y terceros quintiles de la escala social, lo que sería ya la clase
media. La defensa de la clase media como valor en sí y como motor de un país se
ha puesto sobre la mesa tras la gran tormenta financiera global. El presidente
de EE UU, Barack Obama, lo ha considerado “el reto que caracteriza nuestro
tiempo”.
Pobreza y desigualdad no son lo mismo,
aunque haya sido la Gran Recesión la que ha elevado las diferencias a niveles
récord en los países ricos. Por eso hay quien no ve en la desigualdad un
problema en sí mismo. Por ejemplo, Martin Feldstein, de la Universidad de
Harvard, siempre advierte de que las políticas públicas debe centrarse en
reducir la pobreza, no tanto la brecha social.
El experto plantea un ejercicio de
imaginación: si un pájaro mágico entrega a cada persona 1.000 dólares, ello no
reduciría ninguna desigualdad, pero no deja de ser una mejora para todos que no
recae a expensas de nadie. Es más, señala que esos 1.000 dólares significan más
para el pobre que para el rico, con lo que su situación avanza más en términos
relativos.
Las organizaciones internacionales
muestran cada vez más preocupación por las desigualdades. Lo que FMI y OCDE
plantean es que la desigualdad excesiva no solo supone un riesgo para la
convivencia sino que es también un problema macroeconómico. Afecta a la
productividad de un país y, por tanto, a su progreso: “Por ejemplo, puede
llevar a invertir menos en educación, ya que los niños pobres tienen menos
capacidad de ir a la universidad”, así que acumulan menos capital físico y
humano. Además, “cuanta más disparidad de ingresos, menos movilidad social hay
entre generaciones y menores incentivos para la formación”.
Incremento del coeficinte Gini
En el caso de la OCDE, los cálculos de la
organización señalaban que el incremento del coeficiente Gini (el más común
para medir la desigualdad) fue entre 1985 y 2005 de dos puntos en 19 países de
la OCDE y esto supuso un lastre de 4,7 puntos porcentuales el crecimiento
acumulado entre 1990 y 2010.
Hay más argumentos para tratar la
desigualdad como un problema en sí mismo, más allá de la pobreza, desde el
punto de vista social. Por ejemplo, Michael J. Sandel, profesor de Política y
Justicia también en Harvard, advierte en cambio de que “si la brecha entre
ricos y pobres se vuelve muy grande, aunque nadie pase hambre, las personas
empiezan a vivir vidas cada vez más separadas, en distintos barrios, distintos
medios de transporte, distintos médicos, dejan de convivir en los espacios
públicos... No es bueno para la democracia. La democracia no requiere igualdad
perfecta, pero si la gente vive en esferas cada vez más separadas, el sentido
de ciudadanía y de bien común es más difícil de sostener”, explicaba en una
entrevista en este periódico en 2013.
El 1% tiene el 50%
Si se pone toda la riqueza del mundo en
una misma tarta, el 1% de la población más pudiente concentrará la mitad de
todo ese pastel. En EE UU, un tercio de todo ese patrimonio lo tiene el 1%.
Movimientos de protesta contra las heridas de la crisis se identifican con
lemas como “Somos el 99%”.
Este proceso de concentración de riqueza,
según el Fondo Monetario Internacional, se ha dado en paralelo a un incremento
de los niveles de pobreza relativa (población que vive con ingresos por debajo
del umbral de la pobreza) en los países desarrollados.
Hay varios factores que han contribuido al
incremento de la brecha entre ricos y pobres. Uno de ellos es el progreso
tecnológico, ya que ha incrementado las ganancias de los trabajadores más
cualificados al tiempo que ha destruido puestos de baja formación y por tanto
han perdido demanda.