domingo, 28 de febrero de 2016

Reflexiones sobre la venida del Papa a México; P. Teódulo Guzmán, sj; Feb. 2016

REFLEXIONES ANALITICAS DE LA PALABRA Y LOS SIGNOS DEL PAPA FRANCISCO DURANTE SU VISITA EL PUEBLO DE MEXICO.
José Teódulo Guzmán A., S J

Empiezo diciendo que la visita fue al pueblo de México y no precisamente a sus gobernantes.
En el discurso papal encuentro dos vertientes principales: la eclesial y la social. La segunda muy vinculada a la primera. Y una tercera referida a la espiritualidad ignaciana.

1.- La vertiente eclesial: El papa Francisco retoma y profundiza los lineamientos trazados por el Concilio Vaticano II, principalmente en dos de sus documentos principales, Lumen Gentium y Gaudium et Spes, con alguna referencia al documento sobre Ecumenismo.
El papa evoca la presencia y actividad de la Iglesia como pueblo que peregrina en el mundo al servicio de toda la humanidad y no tanto como jerarquía que dictamina lo que debe creer y hacer la feligresía. Y al igual que la Lumen Gentium, el papa Francisco coloca como sujeto principal de la actividad del pueblo cristiano, en primer plano, a todo el pueblo de Dios y después a la jerarquía.  Al mismo tiempo, mientras tiene palabras de aliento, de consuelo y de exhortación paternal para el pueblo (jóvenes, indígenas, familias, encarcelados, etc.). fustiga claramente con pronunciamientos severos al alto clero, arzobispos y obispos. Claramente les dice que no se consideren príncipes de la iglesia sino servidores del pueblo de Dios. Y después, en Morelia, bajita la mano, les dice a los religiosos(as), sacerdotes y seminaristas, que le echen ganas al servicio pastoral con el pueblo, principalmente con los pobres y marginalizados, y que no se estanquen en la inercia ni en la rutina, ni se refugien en las sacristías; que salgan a la intemperie para comprender lo que experimentan y padecen sus feligreses.

2.- La vertiente social: Es obvio que retoma ls grandes directrices de Gaudium et Spes, principalmente en lo referente a la dignidad de la persona, los derechos humanos (claramente  reiteraen varios momentos el NO al descarte de cualquier ser humano y a la primacía del dinero.
El papa ha subrayado en varios contextos de su visita “la riqueza de la persona humana: “Ustedes son la riqueza de esta nación, pero hay que transformarla en esperanza” ha dicho a los jóvenes. Y ha recalcado que todos tienen derecho al trabajo, a ser apreciados como personas, a ser tenidos en cuenta y no ser desvalorizados.
Ha sido notoria también su insistencia en el diálogo para eliminar la violencia y construir la paz y el futuro con justicia y dignidad. No dejarse instrumentalizar por los criminales y los traficantes de la muerte.

3.- Finalmente, aparecen, en alguna forma, como telón de fondo, remembranzas de la espiritualidad ignaciana, cuando el papa Francisco insiste en la centralidad de Jesucristo como camino de luz y de salvación. Recordemos que para San Ignacio la figura y la praxis de Jesucristo son fundamentales.  Asimismo, cuando evoca las consecuencias de caer en la triple tentación del desierto que enmarcó el inicio de la vida pública de Jesús. Este cuadro nos trae a la memoria la meditación de Las Dos Banderas, en los Ejercicios Ignacianos. También las referencias que hace el papa al discernimiento.
Y finalmente, la opción por los pobres, y la misión del cristiano y de los jerarcas de la iglesia, que exige la vinculación intrínseca entre la evangelización y la promoción de la justicia, proclamada por la Congregación General 32 de la Compañía de Jesús.

4.- Y por último, los signos con que el papa rubrica sus palabras son de cercanía afectuosa, solidaridad paternal y atención comprensiva cuando es aclamado por las multitudes o tocado por niños, enfermos e indígenas. Tal pareciera que se asemeja al Jesús de los evangelios sinópticos, cundo narran que la gente se agolpaba en los lugares por donde pasaba Jesús, para tocar al menos la orla de su manto y así encontrar la curación de sus enfermedades y dolencias.

Yo diría que por fin tenemos un pontífice que sabe conmoverse y sentir profundamente los gozos y esperanzas, las carencias y dolencias del pueblo creyente.